Advertencia acerca del blog y de quien lo escribe

Ahora resulta que tengo un blog. Si mi viejo supiera (si acaso en los escondrijos de su lucidez pudiera asimilar el concepto de blog, cuando aún cree que el arroba es la “a” de un alfabeto asiático), esbozaría esa sonrisa despectiva que tantas veces se me hizo odiosa durante los fines de semana de mi pubertad. Y soltaría, con esa impunidad muy suya: “otra nave en que te embarcas para terminar a la deriva”.
Y eso porque sabe –porque fue él quien tuvo que comprarme la indumentaria específica- de aquella vez que empecé a practicar hockey y, sin que siquiera pasara un mes, lo dejé por razones que ya ni recuerdo. Y de cuando se me dio por la pintura, pero mi ansiedad por el cuadro terminado se peleó con el pincel. Y de cuando se me antojó, influenciada por la necesidad de la autodefensa, tomar las clases gratuitas de taekwondo que ofrecía el colegio. Y de los dos meses de invierno que chapuceé en la convicción de que la natación era buena para mi columna vertebral. Y de las clases de funky que me hacían soñar con la posibilidad de ser la reina de una coreografía. Y del día en que volví a mi casa derribada por la vergüenza que me provocaba la profesora de teatro. Y de lo aburrido que me pareció Pilates, de lo caro que encontré tenis, de lo inútil que se me hizo el gimnasio y de lo tremendamente claustrofóbico del coro de niños de la iglesia.
“Pero lo del blog es distinto, Enrique”, le contestaría yo, porque siempre se me figura que llamarlo por el segundo nombre confiere autoridad a mis palabras, me da un poquitito de razón.
Pero lo del blog no es distinto. Lo sabría él, lo sé yo, sépanlo ustedes. Dicen que el que avisa no traiciona, así que –aunque no espero que la inauguración de este diario íntimo inspire la apertura de clubes de fans- que vaya ese historial de abandonos-fracasos-hartazgos a modo de advertencia. A modo de peligro latente de que un día, con el horario de clases de pandereta en la mano, recurra a ese botón que dice “Eliminar registro” y vaya a abrazar a mi viejo.

7 comentarios:

James Barrie dijo...

En el barrio a eso le llamarían "ser ojota". Tengo un amigo que hizo todos los deportes (todos eh), fracasando en el intento una y otra vez. Lamentablemente él nunca llegará a tener un blog.

Aida dijo...

Despues de leer tu introduccion del blog... ya tenes tu primera fan... (casi te pareces a mi hija). Aida

Pauli dijo...

Flaka... ya lo sabia, pero lo reconfirme con este relato... sos una grosa escribiendo... te adoro!!!!

Roger Milla dijo...

Que no decaiga. Viene lindo.

Anónimo dijo...

Mira la vida es demaciado corta para dedicar la vida a una misma actividad, a un mismo trabajo a una misma pareja. Me parece regio lo tuyo. Un abrazo, corazón.
Ya ser tu fans

Emanuel, El Flaco

Vick dijo...

Cuál es? No puede decir que no intentó.
Comparto con Ud.- mi amiga y compañera- en el este largo e inconstante camino hacia algún lado.

mami dijo...

me encanto´lo de respira...hasta queno terminé de leer no imaginaba en qué terminaría.Buenísimo.Mami